La asertividad como herramienta para lograr tus objetivos laborales
REDACCIÓN/jm
Santander,07.09.2017 -
Antes de comenzar a entrar en materia, ¿qué es la asertividad?
La asertividad es la cualidad de exponer tus intereses de una manera efectiva para hacer que se cumplan. Sobre todo si dependen de la voluntad de otras personas. No se trata de persuadir, sino de manifestar tus derechos u objetivos sin trampas y con educación. Hay que expresarse con claridad y sin provocar, atender a la reacción del entorno y proponer una solución o vía de resolución.
Hay quien nace con esta habilidad o, simplemente, la ha desarrollado de manera involuntaria, pero si ninguno de estos casos te corresponde, ¡no te preocupes! también se puede trabajar.
Existen tres perfiles de empleado que deberías evitar si lo que quieres es ser una persona asertiva:
- El buen empleado que nunca dice nada. Esta actitud puede beneficiar mucho a la empresa y a los mandos intermedios. No causas problemas, pero tampoco haces nada por defender tus intereses. La mejora de tus condiciones queda a la espera y tu recompensa por el buen comportamiento no llega cuando deseas o, simplemente, nunca llega.
- El empleado agresivo. Defiendes tus derechos y te pronuncias ante las injusticias que se cometen sobre tus intereses pero, sin embargo, te pierden las formas. A menudo te preguntas por qué no se cumplen tus expectativas, pese a que te expresas claramente, pero ¿has probado a hacerlo de una forma menos agresiva?. De esta manera no sólo tendrás más posibilidades de alcanzar tus metas, sino que, probablemente, mejorarás el ambiente y la relación con los demás.
- El que se pasa de asertivo. Todo tiene una medida y tampoco es muy recomendable manifestar únicamente tus intereses. Aunque lo hagas de una manera asertiva, puede que estés cometiendo el error de no calibrar el entorno y el momento. Para acertar con la medida justa y necesaria, es preciso ser sensible hacia las necesidades de otros, así como hacia las circunstancias por las que atraviesa la empresa.
Ahora que ya sabes lo que no debes hacer, pasemos a qué pasos o etapas deberías tener en cuenta a la hora de convertirte en una persona asertiva o mejorar tu asertividad:
1. Expón de una manera argumentada, y sin culpabilizar a terceros, lo que piensas que se debe modificar de una sitiuación o circunstancia. Puedes hacer hincapié en las consecuencias negativas que genera. Es importante no emitir juicios ni críticas sobre los que te escuchan, simplemente habla de la situación concreta que quieres que se resuelva.
2. Mantén una actitud sosegada, sin alterarte por las críticas o las posturas contrarias a tu parecer. No dejes que la cuestión se vaya por las ramas y se empiece a hablar, al hilo de lo que has planteado, de otras cosas que no tienen que ver. Redirige siempre la exposición hacia el centro de lo que has expuesto al inicio.
3. Propón una posible solución al problema, pero no la dejes cerrada. Escucha las aportaciones y pareceres de tu entorno y busca un punto común en el que podáis estar de acuerdo. En ocasiones se tratará sólo de un punto de partida, quizás no de la solución completa, pero supone una vía abierta sobre la que poder seguir trabajando. Esto ya, por si solo, significa haber conseguido una mejora.
Un punto importante que debes comprender de todo esto es que los cambios no surgirán de manera drástica. Comienza a mejorar tu asertividad y empieza a ver cómo cambia la actitud de tu entorno laboral hacia ti. Tus reclamaciones tendrán mejor acogida y, poco a poco, conseguirás que tu opinión sea tenida en cuenta.
FUENTE: INFOEMPLEO / CAPLEA
Santander,07.09.2017 -
Antes de comenzar a entrar en materia, ¿qué es la asertividad?
La asertividad es la cualidad de exponer tus intereses de una manera efectiva para hacer que se cumplan. Sobre todo si dependen de la voluntad de otras personas. No se trata de persuadir, sino de manifestar tus derechos u objetivos sin trampas y con educación. Hay que expresarse con claridad y sin provocar, atender a la reacción del entorno y proponer una solución o vía de resolución.
Hay quien nace con esta habilidad o, simplemente, la ha desarrollado de manera involuntaria, pero si ninguno de estos casos te corresponde, ¡no te preocupes! también se puede trabajar.
Existen tres perfiles de empleado que deberías evitar si lo que quieres es ser una persona asertiva:
- El buen empleado que nunca dice nada. Esta actitud puede beneficiar mucho a la empresa y a los mandos intermedios. No causas problemas, pero tampoco haces nada por defender tus intereses. La mejora de tus condiciones queda a la espera y tu recompensa por el buen comportamiento no llega cuando deseas o, simplemente, nunca llega.
- El empleado agresivo. Defiendes tus derechos y te pronuncias ante las injusticias que se cometen sobre tus intereses pero, sin embargo, te pierden las formas. A menudo te preguntas por qué no se cumplen tus expectativas, pese a que te expresas claramente, pero ¿has probado a hacerlo de una forma menos agresiva?. De esta manera no sólo tendrás más posibilidades de alcanzar tus metas, sino que, probablemente, mejorarás el ambiente y la relación con los demás.
- El que se pasa de asertivo. Todo tiene una medida y tampoco es muy recomendable manifestar únicamente tus intereses. Aunque lo hagas de una manera asertiva, puede que estés cometiendo el error de no calibrar el entorno y el momento. Para acertar con la medida justa y necesaria, es preciso ser sensible hacia las necesidades de otros, así como hacia las circunstancias por las que atraviesa la empresa.
Ahora que ya sabes lo que no debes hacer, pasemos a qué pasos o etapas deberías tener en cuenta a la hora de convertirte en una persona asertiva o mejorar tu asertividad:
1. Expón de una manera argumentada, y sin culpabilizar a terceros, lo que piensas que se debe modificar de una sitiuación o circunstancia. Puedes hacer hincapié en las consecuencias negativas que genera. Es importante no emitir juicios ni críticas sobre los que te escuchan, simplemente habla de la situación concreta que quieres que se resuelva.
2. Mantén una actitud sosegada, sin alterarte por las críticas o las posturas contrarias a tu parecer. No dejes que la cuestión se vaya por las ramas y se empiece a hablar, al hilo de lo que has planteado, de otras cosas que no tienen que ver. Redirige siempre la exposición hacia el centro de lo que has expuesto al inicio.
3. Propón una posible solución al problema, pero no la dejes cerrada. Escucha las aportaciones y pareceres de tu entorno y busca un punto común en el que podáis estar de acuerdo. En ocasiones se tratará sólo de un punto de partida, quizás no de la solución completa, pero supone una vía abierta sobre la que poder seguir trabajando. Esto ya, por si solo, significa haber conseguido una mejora.
Un punto importante que debes comprender de todo esto es que los cambios no surgirán de manera drástica. Comienza a mejorar tu asertividad y empieza a ver cómo cambia la actitud de tu entorno laboral hacia ti. Tus reclamaciones tendrán mejor acogida y, poco a poco, conseguirás que tu opinión sea tenida en cuenta.
FUENTE: INFOEMPLEO / CAPLEA